Etiopía comparte la historia de la humanidad con el descubrimiento del fósil de Lucy. También tiene su propia historia, como lo demuestran sus numerosos monumentos religiosos y no religiosos: iglesias monolíticas de Lalibela, restos de los castillos de Gondar, obeliscos y tumbas de Axum... Los amantes de los museos no están decepcionados.
Además del fenómeno religioso con sus fiestas (Timkat en enero, bautismo de Cristo), la cultura etíope se caracteriza por sus especialidades culinarias y sus danzas.
La acogida y la amabilidad de los habitantes se notan especialmente a la hora de las comidas.
Además del omnipresente ingera, un panqueque hecho de harina de tef que sirve tanto de pan como de tenedor (garantizado sin gluten), apreciamos los sabores del shiro, el doro wat, el kefto y otras tibias... mientras contemplamos el desconcertante espectáculo de los movimientos de los hombros de las danzas tradicionales.
Al final de la comida, o incluso sin comida, no te pierdas la ceremonia del café, ¡un símbolo de la hospitalidad etíope!